CAFÉ DE CAMARERAS LA HECHICERA, 1917 EL TESORO 1935
“Al entrar, lo primero que se veía, en un pequeño
recibimiento frente a la puerta era el mostrador; con su anaquelería llena de
botellas; y detrás del mostrador, con aspecto de hombre satisfecho, el amo, que
invariablemente saludaba con una sonrisa a todos los parroquianos.
A mano derecha quedaba el guardarropa y un poco más al
fondo dos pequeños salones interiores; uno de ellos con veladores, y el otro
destinado a sala de juego. A mano izquierda, siguiendo un corto pasillo, se
encontraba el salón de baile, con su entarimado limpio y reluciente, bordeado
de palcos, en cada uno de los cuales había una mesa de mármol y varias sillas.
Al fondo, llenando un hueco de la pared entre dos balcones que daban a la calle se alzaba un pequeño estrado que estaba destinado, los días laborables al pianista y los días de fiesta y sus vísperas a un quinteto, que si no podía competir con la sinfónica, llenaba cumplidamente su misión filarmónica a satisfacción de la clientela”
ENRIC MISTRAL, Los bajos fondos de Barcelona
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