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CAFÉ DE CAMARERAS LA HECHICERA, 1917 EL TESORO 1935

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“Al entrar, lo primero que se veía, en un pequeño recibimiento frente a la puerta era el mostrador; con su anaquelería llena de botellas; y detrás del mostrador, con aspecto de hombre satisfecho, el amo, que invariablemente saludaba con una sonrisa a todos los parroquianos. A mano derecha quedaba el guardarropa y un poco más al fondo dos pequeños salones interiores; uno de ellos con veladores, y el otro destinado a sala de juego. A mano izquierda, siguiendo un corto pasillo, se encontraba el salón de baile, con su entarimado limpio y reluciente, bordeado de palcos, en cada uno de los cuales había una mesa de mármol y varias sillas. Al fondo, llenando un hueco de la pared entre dos balcones que daban a la calle se alzaba un pequeño estrado que estaba destinado, los días laborables al pianista y los días de fiesta y sus vísperas a un quinteto, que si no podía competir con la sinfónica, llenaba cumplidamente su misión filarmónica a satisfacción de la clientela” ENRIC

LA CASA ON "SORTIA LA POR"

A mitjan segle passat es féu popular una casa d’aquest carrer on “sortia la por” i de nit es veien fantasmes i se sentia arrossegar cadenes. El veïnat s’esverà. Va conjurar-se el conflicte a còpia de moltes oracions. Per això hom va batejar el lloc amb el nom de casa de l’Avemaria. Joan Amades, Históries i llegendes dels carrers de Barcelona

FARMACIA GRAU YNGLADA ,1900-1907 i CLINICA FONTOVA, 1932 i SOMB19REREIA-ZAPATERIA SPORT 1928 (SOMBRERERIA LLUCH; BARRETERIA ARA)

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El Noticiero Universal, 8 de septiembre de 1900 Alexandre de Riquer, disseny Gaspar Homar mobiliari casa Rigalt vitralls 1932

CIUTAT VELLA EMMURALLADA

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el raval no era encara Barcelona 1100, 1200, 1280 la Barcelona amurallada Expansió dels segles XIV i XV

MENDEZ

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Los garitos de juego , sobre todo hacia la década de 1920, destilaban riqueza. Las fortunas de la ciudad se dejaban allí el dinero, ya que no podían dejarse la honra, y cuando la poli hacía una razzia , todo aquel señorío se ocultaba bajo los tapetes de las mesas. Por el borde de esos tapetes brotaban manos bancarias, cada una con un billetito. Hecha la recolecta, la poli se iba y la vida seguía su curso. (...) Por supuesto, había también una comisaría de policía , o cuartel de las fuerzas represivas y viles. La comisaría era tan lóbrega que creo que los policías no entraban por temor a que les robasen en la escalera. Contaba con un balcón que daba a la calle; allí el inspector Méndez tenía su centro de investigaciones. Desde tan alta tribuna lo vigilaba todo, y aunque no se sabe que descubriera grandes crímenes, estaba al día de todos los cuernos del barrio. Hoy, la comisaría ha sido sustituida por un edificio aséptico y funcional, donde a Méndez no le gusta entrar porque dic

CREDIT LYONNAIS

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